Los diez apellidos más comunes del mundo |
Barrientos, Gallego, Tamames, Mingote, Ferre, Irisarri, Sevilla, Cernuda, García, González, Martínez, Río, Corazón, Argüello, Herrero, Beamonte, Orte, Buxens, Crespi, Olazábal, Iber, Guitard y Díaz. De los 30 que somos en clase, sólo a 7 personas las llamamos por su nombre. ¿Por qué? ¿No son bonitos los nombres que sus padres les designaron al nacer? ¿Quiénes somos nosotros para llamares de forma diferente a como sus padres querían? Es verdad que a lo mejor a ellos les gusta más, pero no hay nada como llamarles por su nombre.
La justificación que se me ocurre es que sirve para distinguir a los Pablos, Ignacios, Álvaros, etc. Ahí la culpa la tienen sus padres por falta de originalidad. Pero al resto... Podemos llamarles por sus nombres.
Eduardo R.
Invito a profundizar más sobre este tema. Es muy cómodo quedarse en la respuesta fácil a la pregunta de por qué llamamos a la gente por nuestro apellido. Se podría decir que es simplemente por distinguir, debido a nombres de pila no originales. ¿Pero entonces cómo se explica que a gente con nombres originales se les llame también por su apellido? Piensa en Tomás Arrufat. ¿Por qué le decimos Arrufat? No es Tomás lo suficientemente original para nosotros?
ResponderEliminarDespués consideremos lo siguiente. ¿Cómo nos llaman los profesores? Nos llaman por nuestro nombre de pila. Llamar a la gente por su apellido es una costumbre propiamente de alumnos.
¿Qué podemos concluir de todo esto? Está claro que llamamos a la gente por su apellido porque estamos acostumbrados. Como la costumbre tiene que venir de algun sitio, considero como una posibilidad el no querer parecerse a los profesores, quienes siempre nos llaman por nuestro nombre. Al querer ser distintos a ellos empezamos a llamar a gente por su apellido, y más tarde se ha generalizado como costumbre.