Vivo a unos 22 km del colegio y todos los días me trago dos hora de ruta (una de ida y otra de vuelta). Pensaréis que menudo aburrimiento, pero el caso es que es algo bastante divertido. Todos los días pasa algo. Tiene además el "bonus" de que, cuando hay exámenes, tienes una hora de estudio asegurada antes de llegar al colegio.
Hace algo así como una semana pasó algo que nos dió un buen susto. Íbamos por Gran Vía cuando, de repente, sonó un sonido bastante fuerte. No sé el resto de la gente, pero yo creí que habíamos atropellado a alguien. En serio, me di un buen susto. Además el bus frenó en seco, por lo que no podía haber pasado nada bueno. Después de unos momentos de incertidumbre en los que el conductor se había bajado a la calle, subió agarrando el retrovisor izquierdo. No sé si os habéis fijado alguna vez en un retrovisor de ruta, pero pueden ser más altos que Fernando Álvarez y sacarle además una cabeza.
El caso es que un camión nos había pasado a la velocidad de un rayo por la izquierda, y se había tragado el retrovisor. El espejo acabó una calle más adelante. Se ve que el del camión llegaba tarde.
La verdad es que esto lo pasé por alto en su momento, pero al ver que hoy nuestro querido amigo José María Argüello Muur había intentado por tercera vez el examen de moto sin aprobarlo, me pregunto qué examinador le dió el carnet al del camión. Eso sí, tenía carnet... Y esto no es algo aislado. Hay cada animal al volante que si no tenemos mucho cuidado nos pueden arrollar sin darnos ni cuenta. Parece que, en lugar de dinero, les dieron el carnet cuando ganaron la lotería.
Tranquilo José María, si ése ha conseguido el carnet, tú también puedes.
Carlos I.
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