sábado, 28 de abril de 2012

La fiebre de los gimnasios


La fiebre de los gimnasios

Actualmente existe una fiebre, casi insana, por los gimnasios. Es uno de los pocos negocios, que en estos tiempos que corren, están sufriendo un incremento sustancial de sus beneficios y afiliados. Todos tenemos un amigo, o varios, que dedican dos horas diarias, como mínimo, a desarrollar su cuerpo en estos lugares de culto al porte exterior. No daré nombres para que nadie se sienta identificado y, por lo tanto, ofendido. En ellos podemos encontrar todo tipo de personas: empresarios muy ocupados, que aprovechan ratos libres para hacer algo de ejercicio, niños ricos de papá que van a dilapidar las fortunas familiares en todo tipo de clases y batidos de proteínas que allí se ofrecen. También se pueden encontrar grupos de cuarentonas que se resisten a envejecer y, por supuesto, no faltan negros de dos metros que con solo mirarte dan ganas de llamar a tu mamaíta, etc.

Esta nueva forma de “aprovechar” el  tiempo es provocada por el nuevo culto al individuo y al yo, que la sociedad actual nos ha ido inculcando y que cada vez más asumimos como ideología propia. Todo esto es autodestructivo para la sociedad, ya que solo se prima una cosa: el cuerpo. Y el desarrollo de la mente es solamente para unos pocos, los cuales acabarán por controlar y gobernarnos a todos. Lo perfecto e ideal, sería la conjugación de actividades mentales con físicas, de manera que se cumpliera el famoso proverbio, que nuestros sabios antepasados pronunciaron:


“Mens sana in corpore sano”.

Pablo B.

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