Tienen la razón:
Es una gran verdad que "el que avisa no es traidor". Y cuantas veces hemos oído un "te lo advertí" o un "te lo dije". Pero es que el hacer algo que no está bien de vez en cuando emociona. La situación de decidir entre "lo hago no lo hago" produce un nerviosismo que hace que salga una sonrisa en la cara, acompañada por una risa tonta y alguien diciendo "no lo hagas". A todo esto el corazón se acelera y el cerebro empieza a optar por hacerlo. Finalmente decides hacerlo y entonces oyes "el que avisa no es traidor", pero no le prestas atención.
Pero claro, luego vienen las consecuencias de la acción. Entonces el corazón, no solo se acelera, sino que se pone a mil, la cara se pone pálida y las manos y la frente empiezan a sudar, empiezas a tener un montón de calor y un escalofrío recorriendo tu cuerpo. Entonces te dicen la sentencia, y cuando parece que ha pasado todo oyes "te lo advertí"o un "te lo dije". Y nuestro cerebro piensa "Tierra, ¡trágame!"
Y es que, el que avisa no es traidor.
Javier B.
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