Las corridas de toros, una forma de arte, son una tradición en España. Recientemente están siendo debatidas, pues dicen que es un maltrato al animal y que los taurinos son unos salvajes al disfrutar mientras sufre el toro. Han conseguido el cierre de la Monumental de Barcelona, una de las mejores plazas de España.
Centrándome en este argumento, yo personalmente, preferiría vivir como un toro de lidia, que tienen una vida en el campo rodeado de lujos, que termina en una plaza de toros, donde si es bueno, puede ser indultado y volver al campo. En cambio las gallinas viven con un estrés continuo y sufren torturas que no son comparables a las que sufre el toro. Los antitaurinos que comen carne son incoherentes, ya que niegan una corrida de toros por una tortura. En caso de que sean vegetarianos, su argumento tiene más sentido, aunque este último caso no es muy común.
Dicho animal, tras la corrida, en caso de que muere, se usa como comida. Carne muy rica que os recomendaría probar, la lengua o el rabo de toro son muy recomendables.
Soy pro taurino, es decir, me encantan las corridas de toros y me parecen, además de una forma de expresar arte, una demostración de la bravura, el honor y la fuerza de un animal tan espectacular como el toro de lidia en su lucha por sobrevivir.
“Si nuestro teatro tuviese el temblor de las fiestas de toros, sería magnífico. Si hubiese sabido transportar esa violencia estética, sería un teatro heroico como La Ilíada... Una corrida de toros es algo muy hermoso”. Ramón María del Valle-Inclán.
Miguel R.
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