miércoles, 2 de mayo de 2012

"Me cago en Buda"

"Me cago en Buda":

Seguramente hayas oído e incluso dicho la expresión de "me cago en Buda", yo también, pero me he dado cuenta de que no tenía ni idea de quién era Buda. Por ese motivo escribo esta entrada, para que sepamos en que nos cagamos.

Para empezar, la palabra "Buda", que etimológicamente significa "el iluminado", no es un nombre propio si no que es un título. Su nombre personal era Sidarta Gotama, era príncipe del reino de los Sakyas. Como de costumbre en aquella época contrajo matrimonio a los dieciséis años y tuvo un hijo. El padre de Sidarta al darse cuenta de que su hijo tenía tendencias religiosas intentó aislarle de los males del mundo, pero Sidarta consiguió descubrirlos. Cuando los descubrió decidió hallar la causa y la solución a estos problemas. Por lo que abandonó a su hijo y a su mujer para solucionar los problemas terrenales.

Intento llegar a la perfección de su alma con la ayuda de cinco maestros que se encontró. Pero Sidarta no encontraba ninguna solución ni causa y de no comer debido a sus prácticas se puso muy débil hasta un punto en el cual una joven de una aldea le ayudó dándole unas gotas de leche. Con esas gotas Sidarta recuperó la energía y se puso a meditar en frente del árbol Bohdi, (el árbol de la sabiduría). Después de días y noches enteras meditando, llegó a la iluminación, y se transformo en Buda. Se sentó como Sidarta, y se despertó como Buda.

Entonces Buda, a petición de los dioses, sompartió su experiencia con el resto de hombres. En Isipatana (actualmente Sarnath), el Buda se encontró nuevamente con los cinco maestros que le habían intentado guiar anteriormente es su viaje. Cuando estos escucharon la sabiduría del Buda se quedaron atónitos. Escucharon el primer sermón. De ahí, empezó a girar la rueda de la ley: las cuatro nobles verdades que caracterizan el budismo con una identidad propia. De todo esto, nace el Shanga, la comunidad budista.

El Buda muere a los ochenta años en Kusinara (Uttar Pradesta), sus últimas palabras fueron: "Todas las cosas son perecederas, esforzaros por vuestra salvación".

Sabiendo esto, yo no me cagaría en Buda.

Javier B.

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