sábado, 5 de mayo de 2012

UNA MULTA

UNA MULTA:

En este puente me han pasado muchas cosas, pero entre ellas una que me dejará obsesionado para  toda mi vida. Me fui de viaje a Bilbao y antes de volver decidimos visitar un poco el centro y ver cosas típicas de Bilbao como el museo.

El museo estaba a unos 15 minutos e íbamos a coger carreteras en las que no se coge mucha velocidad, esto añadido a que en la parte de atrás iba apretujado con otra persona debido a que íbamos con todas la maletas, me llevo a tomar la sabia decisión de no ponerme el cinturón.

Cuando estábamos a unos escasos 500 metros de llegar a nuestro destino, el destino decidió darme una lección, nos paró la Ertzaintza (lo que viene siendo la policía en Bilbao). Nos puso una multa a mi compañero y a mí. Lo peor de esto era que los que estaban en el otro coche tampoco llevaban el cinturón, y no recibieron multa. Esto me lleva a preguntarme ¿Por qué fui yo el elegido?,el policía no comprendía que ahí atrás no había sitio para cinturones, no cabían aunque yo quisiese. 

En caliente pensaba que era injusto todo esto que me había pasado. Ya en frío, todas estas quejas anteriores pasaron a no tener importancia. Lo que más me fastidia es que la multa estaba bien puesta y que no se podía rebatir nada, no llevaba el cinturón por lo que me llevé la multa. 

Eso es lo que realmente me fastidia, el maldito policía me ha puesto una multa y tiene razón, no me puedo quejar. Con esto me doy cuenta de que el oficio de policía trata de molestar a todo el mundo lo hagas bien o lo hagas mal. 

Me doy cuenta de que el policía estaba cumpliendo su deber y que en realidad estaba protegiendo mi vida, pero a pesar de ello, me sigue pareciendo que me hizo una injusticia. 

Así es el ser humano, insultamos a quien nos protege.

Pablo O.

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