Hace unos días me invitaron a jugar al golf. Antes de jugar, pensaba que era un simple pasatiempo y que no habría mucha dificultad para darle a la dichosa bolita. Sin embargo, en seguida me di cuenta de que esto del golf no era lo mío. Me pareció una actividad más compleja, al igual que extraña, de lo que yo nunca había pensado.
En concreto, me pareció un deporte de contradicciones. Dicen que en un partido de golf se consumen más calorías que en un partido de fútbol, pero a mí no me salen las cuentas ya que de media, un campo de golf tiene 5 Km. Por otro lado, en un partido de fútbol un profesional recorre unos 9 Km. Además, cabe decir que en el golf, el campo se recorre andando, mientras que en el fútbol se corre. Si esto no fuera así estoy seguro de que los golfistas no vestirían de forma tan sofisticada. Hablando de la ropa, encontré otra contradicción, y es que según el código, ¡están prohibidos los calcetines DE DEPORTE!
No obstante, existen otras contradicciones que definen al golf. Para empezar, hay que golpear hacia abajo para que la pelota suba. Si queremos que la pelota se dirija a la derecha, hay que hacer un swing hacia la izquierda. El que gana es el que menos veces le da a la pelota y para colmo... ¡El ganador paga las copas!
Jesús GR
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