domingo, 22 de abril de 2012

Prejuiciosos sin saberlo

Prejuiciosos sin saberlo:


Nadie puede poner en duda queen cuanto oímos “catalán” o “Cataluña” surge en nosotros una idea prefijada que connota negativamente la cosa a que nos estemos refiriendo. En cuanto te dicen“chistes de catalanes” ya sabes qué tipo de bromas te van a contar. Seguro que tienen la palabra “dinero”, “billete” o “céntimos”. O cuando dices que tienes un amigo catalán, casi siempre te gastan la broma de “y… ¿rácano, eh? Jajaja”. Incluso cuando vemos en las noticias algo malo de Cataluña puede que nos irritemos más que si cuentan lo mismo de Extremadura. Esto es, sobre todo,  por el enfrentamiento que ha habido, y que hay, entre Madrid y Barcelona, tanto las ciudades como los equipos de fútbol (antes que nada: no soy del Barça).

Pues bien, hoy voy a tratar de convencer que esos prejuicios deberíamos eliminarlos, por mucho que sea un tema cultural, social o incluso ideológico. Veraneo en un pueblo en Tarragona, y navego en un barco un tanto peculiar, que precisamente se llama patín catalán. En Madrid no se conoce mucho, pero por lo visto es bastante conocido por el Norte de Europa. Cuando hablo de esto con amigos me ha pasado más de una vez que ponen cara rara cuando digo lo de “catalán”. Lo podría evitar diciendo patín, pero patín es un nombre muy genérico. También podría decir que se parecea algún otro barco, pero no sé a cual se puede parecer. No tiene timón, y controlas la dirección según en qué parte del barco coloques el peso. Es un barco muy curioso y por eso me gusta tanto.

Cuando quien sea se extraña al oír lo de “catalán”, desprecia  todo lo que este barquito, tan simple y tan increíble, puede tener. Cree que por ser catalán ya tiene que tener algo mal, o por lo menos ya lo empieza a conocer con mala idea. De igual modo,cuando me preguntan dónde veraneo y digo Tarragona a veces, no tanto,  me dicen “-¿Cataluña? –Sí. –Puff.” Los que me dicen esto no saben la playa en la que me baño, que a fin de cuentas es probablemente mejor que la de Marbella (he estado allí y prefiero mi playa catalana). Teniendo tales prejuicios no podemos abrirnos a cosas nuevas, cosas desconocidas y que aún no sabemos qué pueden darnos. Deberíamos ser algo más neutrales, si es que es posible, en este aspecto.

Carlos I.

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